Desgraciadamente, el finning o aleteo en los tiburones es una práctica que no ha dejado de producirse y que causa cada año la muerte de 73 millones de escualos. Para los que no sepáis lo que es, deciros que consiste en la captura de tiburones para cortarles únicamente las aletas. Luego, son devueltos al mar muertos o casi muertos, moribundos. Las imágenes son muy duras pero son la cruda realidad.

Para abastecer solo al mercado de Hong Kong, según la organización Oceana mueren muchos millones de tiburones cada año. España, además, es una de las principales exportadoras de aletas de tiburón con la friolera de 2.228 toneladas, frente a las 23 de nuestra vecina Francia.

Pese a que el aleteo es una práctica prohibida por la Unión Europea (no la pesca en sí del animal), lo cierto es que los buques balleneros campan a sus anchas y hacen lo que les da la gana sin que sean ajusticiados por ello. Tanto es así que incluso algunos buques tienen permiso para cortar las aletas y luego desembarcar los cuerpos en puertos diferentes.